Hoy en el Diario de Burgos

28 Oct 2013

Hoy en el Diario de Burgos

Carolina Martín abrió su tienda de bizcochos el pasado 2 de septiembre en un local que antes había sido peluquería y vinoteca. Luis López Araico

Aire nuevo en el comercio de La Flora

Gadea G. Ubierna / Burgoslunes, 28 de octubre de 2013
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En los últimos dos meses se ha abierto una tienda especializada en bizcochos y un local de pinchos a la parrilla. Para vecinos y hosteleros, estos son los ejemplos de que la plaza puede ser algo más que zona de copas

Lo primero que hizo Carolina Martín al abrir hace menos de dos meses la tienda Los Bizcochos de Carol en la plaza de la Flora fue hablar con el resto de comerciantes y hosteleros (diurnos) de la calle para decirles que contaran con ella para cualquier actividad o iniciativa que redunde en la ansiada transformación de una de las zonas más bellas y a la vez más degradadas de la capital por su vinculación desde hace décadas con el ocio nocturno. «Con tal de potenciar la zona, me apunto a lo que sea», explica Martín detrás del mostrador repleto de bizcochos y magdalenas.
La apertura de Los Bizcochos de Carol el pasado 2 de septiembre, además de ser una apuesta particular de su propietaria en un momento económico como el actual, es también la esperanza de vecinos y comerciantes de que es posible encontrar un potencial a la calle Huerto del Rey distinto al habitual de pubs y locales de copas. Y ese optimismo se corroboró con la inauguración, unos días después, del local de pinchos y tapeo La Parrilla, propiedad de los dueños del bar Royal, en lo que hasta hace unos meses fue La Negra Candela. «El local ha tenido muy buena aceptación en este mes y medio que llevamos y el comentario que estamos escuchando es que a ver si abren más de este tipo», explica uno de los dueños, Ignacio Güemes. Y parece que ese ‘comentario’ ha llegado a oídos de otros pubs próximos, que han decidido empezar a tantear el terreno publicitando la puesta en marcha del «Día del pincho» dos veces a la semana. Una manera de compensar durante el día lo que se pierde por la noche desde el comienzo de la crisis.
El bar Royal es el más veterano de la zona: lleva abierto desde 1947. Ininterrumpidamente. Los propietarios, los hermanos Güemes, se han criado en la calle Huerto del Rey, más conocida como plaza de La Flora, y a la hora de ampliar negocio no se plantearon la posibilidad de hacerlo en otro punto de la capital. «Apostamos por la Flora porque estamos enfrente y porque creemos que para potenciar la zona hay que cambiar un poco de hábitos», comenta Ignacio Güemes, destacando que por eso decidieron poner en marcha un establecimiento con un diseño muy cuidado y al que apetezca ir desde la mañana y, sobre todo, con una oferta de tapas distinta a la tradicional en la capital. «Los pinchos de parrilla son algo nuevo, a nosotros nos gusta innovar y tampoco queríamos hacernos competencia a nosotros mismos, sino que buscábamos traer público nuevo a La Flora.
El diseño muy cuidado del establecimiento es lo único que tiene en común La Parrilla con el otro nuevo establecimiento comercial que representan el cambio de aires de la zona, Los Bizcochos de Carol. En este caso, el local es mucho más pequeño y la repostera dio con él por casualidad. «Tenía claro que quería un local pequeño y muy céntrico: Laín Calvo, La Paloma o, como mucho, el comienzo de la calle San Juan. En la Flora no había pensado, pero di con este, me cuadraba por espacio y precio y ya cuando me giré y vi de frente la Catedral, me di cuenta de que era para mí», explica sonriente la repostera e invitando a comprobar que, en efecto, tiene la que probablemente sea la mejor vista de toda la plaza. «Se nota que es una zona de copas, claro; hay algunos inconvenientes que son inevitables, pero esperaba que las cosas fuesen a estar peor de lo que están», añade, en alusión al vandalismo que se asocia a las zonas de copas y que suele desalentar la puesta en marcha de nuevos negocios. «Yo estoy contenta. Las cosas van para arriba poco a poco y lo importante es que la gente que viene, repite», afirma la propietaria, que lleva 22 de sus 38 años dedicándose a la hostelería. «Hay que seguir apostando por las cosas nuevas», concluye Carolina Martín.
El local que ahora alberga Los bizcochos de Carol primero fue una peluquería y luego una vinoteca, pero la esperanza de los comerciantes y vecinos que han decidido movilizarse para que la transformación del entorno sea una realidad es que otros bajos que fueron pubs y que ahora están en alquiler puedan convertirse en negocios diurnos. De esta manera, aducen convencidos de la posibilidad de cambio como el dueño de la cestería, Alejandro Rincón, se conseguiría dar vida a la calle durante el día y, al mismo tiempo, desalentar el ocio nocturno y, por ende, la suciedad y el vandalismo que suelen acompañar a las copas.

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